jueves, 1 de junio de 2017

Happy birthday Marilyn


Mi buen amigo Quique me recuerda, como todos los años que mi memoria decrece al mismo ritmo que mis estrógenos, que hoy la grandisima Marilyn Monroe cumpliría 91 años.

La falta de memoria a priori parece una desventaja propia del climaterio en el que llevo un tiempo sumergida, no sabes donde has aparcado, te pones dos bragas, te tomas dos y hasta tres veces la pastilla del colesterol, no recuerdas como se llama el marido de tu peluquera aunque se llame igual que tu perro, olvidas día si y día no la contraseña de todas tus cuentas aunque siempre sea la misma, osea tu cumpleaños, etc..... Pero si lo miráis bien, tiene múltiples ventajas, comerte dos napolitanas porque te has olvidado que ya te desayunaste una, tu peso en la báscula, el último que recuerdo es de cuando iba al instituto, que tu vecina te ha invitado a una reunión de cocina saludable ecosostenible con microondas y le habías prometido ir, que el queso engorda, que el alcohol engorda, que la vida engorda...me olvido de todo.




Marilyn era y sigue siendo, por lo menos para una generación, el paradigma de la belleza real, genuina, autentica, rotunda y alcanzable. Si, digo alcanzable aunque la inmensa mayoría nos parezcamos a ella como un huevo a una castaña, y lo digo en contraposición a esas belleza etéreas, gaseosas, volátiles, ingrávidas, quebradizas y sutiles con las que nos bombardean a diario en los anuncios de bragas, biquinis, cremas anticelulíticas, batidos, cereales y/o comida para perros.


Y para recordarme su cumpleaños me manda esta foto. Mirad esa espalda y llorad.


Marilyn era una voluptuosa, sensual, carnal, excesiva, abundante y rozagante mujer que meneaba sus curvas como si llevase un motorcito, como dijo Jack Lemmon en la insuperable Con faldas y a lo loco. Y llevaba faja. Recogía toda su exultante feminidad en una faja/corsé.
Lo se y lo hago mio.
Tengo una boda en agosto y ayer busqué una falda que ya había llevado años atrás a otra boda con gran éxito de crítica y público, he de decir. Aterrada, la saqué del armario y me la probé. Pues bien, la falda en cuestión me entraba, mas por su propia idiosincrasia de falda extensible, que por mi anatomía en creciente expansión, y yo creí morir de felicidad.
Me miré en el espejo. Suspiré. Solo me faltaba el brasero para parecer una mesa camilla.
- Aquí debajo podría alojar a una familia de cuatro miembros con holgura.- me dije levantándome el borde y mirando debajo.
Estaba desbordante por no decir otra cosa. Aquello no iba a funcionar, si me ponía esa falda tendría que pagar el cubierto doble.
- Esto es por mi y por lo que tengo alrededor de la cintura, que es otra yo.- Diría al entregar mi sobre con el regalo.
Recordé a Alaska y su afición por las fajas. Si, esa sería la solución. Pero hasta saber si podría soportar meterme en una escafandra de poliester y no morir deshidratada, pensé en buscar alguna baratita para ver si la soportaba.
Fuí al Primark y me compré una braga faja color mortadela revenida. No apretaba demasiado, pero parecía que lo suficiente.
-Tampoco la voy a utilizar para cerrar las compuertas de la presa de La almendra.
Volví corriendo y me la puse.
Me miré al espejo, primero de frente y luego por la espalda. PARECIA UN SHAR PEI. Mis carnes lozanas buscaron salida y se arremolinaron como los pliegues carnosos y sonrosados de un enorme shar pei, sobre la cinturilla de la braga/faja.
Apretar la barriga la apretaba, he de decir, pero claro lo que recoges por un lado se desborda por otro. Es un principio físico a la altura del de Arquimenes, todas lo sabemos.
-No está tan mal- escuché a mi yo mas idiota.
-¿Que no está tan mal?, entre esos pliegues podría transportar toda la reserva de brócolis de Murcia camino de Gran Bretaña, y mira, con el asunto este del brexit, eso que nos ahorraríamos- replicó mi otro yo, aún mas idiota.
Luego, Quique me envió la foto de Marilyn y esa maravillosa espalda de mujer voluptuosa sin dobladillos y quise coserme la boca para no comer nunca mas.
En mi defensa (y la de mi shar pei) diré que Marilyn no llegó a entrar en ese maravilloso periodo que la menopausia, que retienes mas líquidos que Bob Esponja, y por lo tanto sus carnes lozanas estaban estratégicamente colocadas alrededor de sus caderas para darle forma de reloj de arena, mientras que las mías están colocadas para ganar el premio al mejor ejemplar senior en la 89 exposición canina de Madrid.
En fin, mi adorada Marilyn, nunca podremos tener tu cuerpo, pero las fajas de cuerpo entero están para ayudarnos.